Casco histórico de Lublín
Era domingo, y ese fin de semana había un festival cultural asique la cantidad de gente era mayor de lo habitual. El festival tuvo lugar el último fin de semana de julio (no sabemos si todos los años es la misma fecha), y si bien es alegórico al “mago de Lublín”, los espectáculos no son solo de magia. En youtube hay muchos videos como este del 2013: https://www.youtube.com/watch?v=QZZkPcDufJY. No es que sea el gran festival pero tiene cosas entretenidas y es una gran actividad para la ciudad teniendo en cuenta que no cuenta con demasiadas atracciones.
Pese a que la visita a Majdanek es como un puñal en la espalda, siendo las 3 de la tarde ya teníamos hambre, asique elegimos sentarnos el primer restaurante con alguna mesa disponible. Nos sentamos en “Beisy”, el nombre no se ve desde afuera pero se encuentra a la derecha de la plaza.
Vimos el menú pero antes que nada pedimos varias cervezas para cambiarle la cara al día. Por suerte ya no llovía, lo que hizo las cosas más fáciles. Los platos son abundantes y muy ricos, tiene bastante variedad y buen precio para estar en esa parte de la ciudad. Los mozos tienen buena predisposición y hablaban bien inglés, lo que puede llegar a resultar bastante difícil a veces.
Calle Grodzka en el centro de Lublín
Grodzka y más Grodzka
16:30 Terminamos de almorzar y comenzamos a recorrer el casco histórico. Tomamos Grodzka y nos fuimos al castillo antes de que cerrara (tengan en cuenta que los lunes cierra). De camino pasamos por la “Grodzka Gate”. Construida en el siglo XIV, tiempo después representaba el límite entre el barrio judío y el resto de la ciudad. Hoy en día es la puerta al NNTheater, un centro cultural que se ocupa, entre otras cosas, de rememorar y reconstruir la vida de los judíos polacos previo a la guerra. Se puede entrar a visitar el lugar, parece chico pero tiene muchos recovecos y hay una exposición que se nota, llevó mucho trabajo. Aquellos que tienen o sospechan tener raíces judías deben ir ya que realmente pueden llegar a descubrir parte de su historia.
La puerta de Grodzka
Entramos al castillo, no demoró mucho nuestra visita. Ahí al lado está la iglesia St Adalbert y el “Donjon”, una torre de 30m que funcionó tanto como prisión nazi, como comunista.
19:00 Terminamos de visitar y sacar todas las fotos que queríamos y volvimos a Grodzka. Pasamos en sentido contrario la puerta y nos fuimos perdiendo en las callecitas del barrio mientras mirabamos los edificios (no son más de 500m en total). En el camino se ven varias iglesias y placas explicativas. Es por eso que deben caminar con la cabeza en alto ya que pueden estar pasando por algún lugar histórico y no enterarse.
Ese fin de semana de festejos además había otros atractivos. En la calle había espectáculos de magia y acrobacia, incluso gente trepada en los edificios, y un desfile. Los espectáculos en esa parte eran más infantiles y terminaban más temprano, pero del otro lado seguía habiendo shows hasta la 23.
Festival de Lublin
Carnaval Sztukmistrzow
Volviendo a Lokietka Square, se cruza una especie de puente, y cruzando la calle comienza la calle Krakowskie Przdemiescie, una peatonal no muy larga pero bastante céntrica. Hay bares, negocios de ropa (cerrados fin de semana), puestos callejeros y mucha gente, mas aún si es el fin de semana de carnaval. Caminando paramos en algunos shows, algunos organizados por el gobierno y otros grupos callejeros que aprovechan la oportunidad para juntar algo de dinero. Si están interesados en algún espectáculo en particular hay que ir temprano y esperar porque después se llena de gente y no se ve nada.
Lokietka Square
Al terminar la peatonal doblamos en Kołłątaja y retomamos por la primera paralela, rodeando “Litewski Square”. En la misma plaza está el monumento a la unión de Lublín y después se ve el edificio gubernamental, el palacio de la familia Lubomirski y el de la familia Czartoryski (únicamente para tomar fotos).
Volvimos a Krakowskie y al llegar al punto original, en Lokietka Square, tomamos Lubartowska hasta llegar al hotel.
21:30 Llegamos justo a tiempo porque el restaurante del hotel cerraba a las 22hs. La carta es bastante acotada, platos escasos y los precios son bastante elevados comparados con otros lugares de la ciudad, pero nos vino bien porque ya estábamos en el mismo hotel. Podríamos haber comido en el centro antes de volver, ya sea en algún restaurante o un fast food, pero el cansancio sobrepasaba el hambre, y la cantidad de gente que había iba demorar todavía más nuestra cita con la cama.